TILO
DE NAVASFRÍAS
Recordaba
su esbeltez,
colosal
y hermoso tilo,
con
porte sublime, erguido,
cuando
ayer lo volví a ver.
Vino
a mi mente, también,
aquel
tiempo tan lejano
cuando
asido de la mano
de
mi padre lo encontré.
Con
profunda devoción,
elevando
su mirada,
consiguió
que lo admirara
y
hoy siento lo mismo yo.
Fue
su árbol más preciado,
hoy
nos da la bienvenida
al
llegar a Navasfrías;
su
sombra es un gran regalo.
Me
he parado a descansar
y,
apoyado en este tilo,
después
de un largo camino
he
querido recordar.
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