Llegaron los tigres
adolescentes y tú ya no estabas
Le pedí cuentas a Dios me
dio la espalda dijo
Yo soy el que soy
Desde entonces muecines de
paladar gótico fecundan ángeles impúdicos
Y septiembres asustadizos
De los cardos y las brasas
nació el joven suicida que yo fui
En vano he esperado a que
fraguara la regeneración de las madrastras
La tristeza del amor no
hace milagros
Los asesinos siguen
dejando miguitas de pan para equivocar a las palomas
Han arrasado las playas y
han erigido arrecifes
Bendigo por tanto la hora
en que no conociste a los nuevos bárbaros de Occidente
Ni sus palabras sucias
Ni la melodía de los niños perdidos
Ni la canonización de los caníbales
Ni los ladrones de brisas
Ni perro comiendo perro
Ni el duro viento de las despedidas
Jóvenes que tan pronto serán ceniza
Ni los acantilados desde donde despeñan a los
disidentes
Porque han sembrado el mundo de acantilados
Y los disidentes son una especie de escogida extinción
Quieren alma de obra barata para su pensamiento único
Malditos sean
Está lloviendo y tú no
lo sabrás nunca
Nada es como se recuerda
Había dicho madre pasados
los años
¿Recordarás tú mi
nombre ahí abajo huérfano de vientos tanto tiempo
Capitán de profundidades
de la rosa que yo beso?
Encarnizadas de
amaneceres, silencios y culpabilidades
Por quién preguntan las
recién casadas
Y a quién se encomiendan
los arbustos en otoño
Si ya no quedan hombres a
caballo ni reyes al amor de la lumbre
Y es recia como la tarde
infinita la pena
Yo soy el que soy
Y no respiró tranquilo
hasta derribarte
Te amábamos tanto, padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario