Tu corazón a veces palpita con plúmbeo destino,saltando sobre las cabriolas del viento y entre las notas de la soprano desafinada.
Hemos llegado al camino de las pautas,y las señales de benevolencia comienzan a asomar como flores de tardío comienzo. Mis pasos son seguros y miro a la Luna con el deseo de que florezca,
comience su oración de noches, y no se oculte en la vergüenza de sus misterios.
Hoy también he pautado en mi clavecín, las primeras notas de un himno a Mozart, que quizá tenga influencias de su concierto nº 21 para piano y orquesta, y que procuro escuchar cuando las partes invisibles de mi cuerpo me avisan de las desidias.
Hoy he ignorado al mar, y esto me consuela.
Tampoco la luz ha sido presbiterio,,
ni siquiera el amor.
Hemos de vivir en tonos de victoria para llegar a un nuevo ritmo.
La alegría es un engaño que mantiene.
Los suspiros son entregas de condición.
Mantengo mi fortaleza en lo que los sanedrines llaman debilidad...deseando mi llanto
entre los pechos de sus concubinas.
Rompo pues mi pliego de consignas y entono los silencios entre los mármoles del profeta.
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