LA MIRADA DE UNA POETA SOBRE UN POEMARIO
Este nuevo libro de Valentín Martín se anuncia con la transparencia de un mar que conoce toda su escala de azules.
Él llama a este mestizaje de vida “Mixtura”. Sí, “Mixtura” de un nombre de mujer, de un alma sin edad a la que le repasa los poemas verso a verso para devolvérselos con su mirada doctorada en la vida.
Como él mismo dice, aún le quedan muchas balas para un libro de amor. En realidad para eso y todo lo que se proponga porque la vida es el bucle de una actitud.
Este poemario, a ratos, se viste como una proposición indecente en la que el poeta anuncia la pasión de sus motivos. En otras ocasiones en cambio, adquiere la voz de un lamento nuevo.
Desde sus páginas se infectan de hierbabuena el té y la madrugada.
Niega cualquier renuncia al amor mientras reconoce lo mucho que se parece a dos soledades que se juntan para compartir libertad.
A mí, personalmente, estos poemas me parecen el rostro de un ave que hace su boca de nieve para alejarse del invierno que provoca a los corazones.
Y Valentín Martín no amenaza con un para siempre, si no con la candencia del deseo que encierra tanta eternidad como ese segundo antes de la desesperación. Nos recuerda constantemente que la vida es para los que quieren vivir y que el olvido se puede convertir en una trampa. En un limbo en el que esperar a volver a ser joven mientras el infinito se llena de ti hasta no dejar en paz ni a tu sombra.
Valentín Martín, en estas páginas, también encuentra su lugar en la derrota, ironizando en muchos casos y aceptando las limitaciones que las propias circunstancias le dictan.
Pero de algo seguro se salva este poemario: de la cobardía. Ni Nabokov hubiera soñado ser tan cierto, tan hombre y tan señor con su Lolita. (Todos sabemos que a él se le fue del cuento y de la piel su pequeña ninfa).
“Mixtura de Andrea” es un paisaje de versos que se dibujan al antojo de un cuerpo de mujer: colinas y volcanes, orillas y manantiales protagonizan los trazos de tanto anhelo.
En este poemario, el poeta, también se desnuda como un honesto narrador que escupe los errores a ese hombre que no sabe ser todo lo hombre que debería. Escupe, como hacen los relojes con los segundos cuando la culpabilidad niega los días.
En “Mixtura de Andrea” Valentín Martín nos presenta sus ganas, ustedes sabrán qué hacer con ellas.
Andrea Vega
Madrid 2015
CONTRAPORTADA
Las cerezas no tienen edad. Ni los versos escritos con sangre, cuando se descuelgan de un poema para saltar a otro y ya no soltarse. Así, una imagen literaria nacida en un círculo polar, puede penetrar el tiempo y fecundar a otro que parecía lejos y multiplicar las posibilidades, sin dejar de parecerse. Este es un libro de poemas escrito por un hombre a partir del nombre de una mujer. Y de sus poemas, de los poemas de ella. Y también hay veces en que el hombre se suelta de esa hermosa embrida y cabalga solo. Es la consecuencia de no ser desierto. Como es un libro escrito en la calle, aparece el perfil de más mujeres, aunque no tanto como para ser una multitud. El poemario es un canto a la vida, con puntos suspensivos. Que es tanto como decir, un canto al amor y al gusto por esa vida.