Miro los contornos de tu bienestar
y agradezco al clavecín que te ha creado.
En verdad eres música
y retocas mis horas de fúnebre destino
con brillos de cadencia.
En tu jardín mantengo mis templanzas
y beso los senderos
que transitas sobre el amor de Luna
al tiempo que cruzo tu mensaje de bienestar.
Gracias por completar mi cuerpo
incomprendido
por un abismo de alabanzas
que ahora mantiene su entrega
en la ornacina de tu melodía.
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