Imagina por un momento, amigo
Ignacio, que la
Gnosis o conocimiento fuera
del dominio público
Nadie podría controlar el
desconcierto, el desastre
Abierto a partir de ese
preciso instante fatídico
Creado sin pensar por algún
loco poeta tan lúgubre como
Inútil, la vida nos putea, la
muerte nos niega la lírica
Oscurece nuestra mente, nos
enfrentamos al pánico
Bromas aparte, eminente
psiquiatra, conoces la causa
Externa de mi dolor casi
superado, exógeno, diríamos
La mujer que me mató hace
tantos años, me suplicó
Literalmente que le cortara el
cuello en una casa vacía
Ignota, la casa, también
ignota la mujer, se llagaba
De dolores infundados, siempre
iba de luto, con aquel
Eterno paquete mexicano,
vividor, chulo, gigoló, falso
Vida sin sentido, consentida,
atropellada, macilenta, casi
Inocente en un callejón sin
salida, no hay solución posible
Cede tus males materiales al
olvido y sal a la calle ahora, no
Enciendas el futuro aunque no
exista porque el peligro verde
Nos acecha en cada esquina,
podemos dejar la piel o el poema
Todos los segundos que
seguimos respirando sin quererlo, nada
Es tan importante como el
olvido, total y definitivo, para siempre.
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