La noche reclama el dolor
que se esconde en los rincones del recuerdo.
En este momento la vida se detiene
y brilla el proscenio pasado-presente-futuro.
Las lágrimas no alivian y el cuerpo no comprende.
Ha llegado el momento de indecisión
y las trompetas de un universo degradado
se unen a formaciones de eternidad.
Pero en el pentagrama de tu vida
aparecen las entregas de madre
los leños de hogar
un candil de recuerdos,
y la oración del silencio
pero todo gira y gira y gira
en una locura incomprensible
sin tener en cuenta la elevación de manos
ni la comprensión del Altísimo.
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