Tu
foto en blanco y negro
Eras
frutal con tu vestido a topos
y todos
los naranjos vertidos por tu pecho.
Con los
patios abiertos y los brazos al aire,
lejos
de la pregunta sin respuesta
que se
ha enredado ahora entre tu pelo.
Eras
jugosa encima de los puentes
con tu
sonrisa limpia,
a
salvo, todavía, de esta desolación
que te
ha empapado el cuerpo.
Entonces
no había márgenes oscuros
donde
acotar el pez de una biopsia.
Ni
bosques de jeringas.
Ni
perros ateridos debajo de la lluvia.
Tus
frutos eran sábanas lavadas
con
planes de ternuras y domingos.
Eras
frutal en la ciudad sin trenes,
en la
ausencia del pozo y la moneda,
en la
certeza
de
amanecer radiante
sin
penas azuladas en tus sienes.
Del
poemario La
fragilidad del barro
(2010)
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