Sonata
de recuerdo y lluvia.
Para Christina Lackinger en Salzburgo.
El silencio que vibra entre la lluvia,
sabor de la cadencia en el recuerdo,
un clavecín en Mozart venerado,
en el inicio amor que nunca fuiste.
Aunque retornas merecida en aguas,
ramos de tu pasión que me recorren
sin tiempo en la promesa ni en destino,
tus labios todavía no se nublan.
Labios que ofrecen su mirar de prado,
ruta marina que desciende al cauce,
luces de arroyo que admiraban pausas
en el silencio de tu espejo entrega,
en el clamor silencio que mantiene,
en las buscadas manos de tu ausencia.
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