Paseo de Las ÚRSULAS

Paseo de Las ÚRSULAS
PASEO DE LAS ÚRSULAS(Salamanca).-Por José Luis Pérez Pablos

lunes, 5 de mayo de 2014

2 POEMAS .-Por Agustín García Calvo

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18

Me preguntan algunos
que por qué te llamo
con nombres de mujer,
y «mi reina» y «señora»
y «madre mía»
y «dama de mis lutos»,
si tú -dicen ellos,
y tienen su razón­-
    estás más allá de los sexos y más
allá de la gramática.

Pero ellos no saben
que también yo tuve,
igual que los demás,
una madre, y fui suyo
y fue ella mía,
como la gente dice;
y aun sé que era blanca,
y larga la nariz,
    y oscuros los ojos, y cuando se fue.
el pelo de ceniza.

Ay, tenía su nombre,
y seguramente
yo no la quise bien,
por lo menos no como
los hombres dicen
que quieren a sus madres;
pensaba ser hijo
de alguna diosa yo,
    y nunca llegué a perdonarle quizá
que fuera madre mía.

Le escribí sin embargo
cartas o le traje
flores alguna vez;
pero pocas; y sólo
cuando de Dios
con ella discutía
estuve algo cerca
de amor, o cuando ya
    a lo último, casi sin sangre, tal vez
la trasportaba en brazos.

Ella ahora, o los huesos
entre los que -dicen­-
mi hueso se cuajó,
bajo tierra se esconde
y cría malvas
o hilvana raicillas
bajo los cipreses
allá al lado de acá
    del río de aquella lejana ciudad,
y no sé nada de ella.

Y por eso te llamo
madre a ti y con todos
los nombres de mujer,
mi señora, mi reina,
mi dama esquiva,
mi negra tú, mi blanca,
y hasta, si pudiera
atreverme alguna vez,
    quizá te llamara su nombre también,
como ella se llamaba.



Agustín García Calvo. Libro de Conjuros. Ed. Lucina 





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(ÉL)

Quisiera saber hacer
un conjuro de veras,
con unas gotas de miel,
un chorrito de arena,
para que del fondo de tu lejanía
aquí de pronto
te aparecieras.

Me faltas, mi niña, tanto,
que ya palpo tu ausencia,
tus pestañitas de miel,
tu cintura de arena,
que, de tanto casi que te echo de menos,
más, más te siento
que si estuvieras.

Y sin embargo (ya ves),
aunque tanto te sienta,
no sé qué falta, que no
es la cosa que era,
que el recuerdo hambre de tu masa tiene,
y pide, el loco,
que estés de veras.

Haré un hechizo por tí,
aunque hechizos no sepa,
con ramo de avena loca,
con dos hojas de menta,
con el humo blanco de gamona y malvas,
para olvidarte, .
para que vuelvas.


Agustín García Calvo, 4 canciones de amor perdido y El cínife, Logroño, Ediciones del 4 de agosto, 2006, pp. 11-12.

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