...Y llegaré hasta los infinitos colores
donde duermen tus sueños y sonrisas.
Allí,
en el requiebro del tiempo,
pautaré un infinito
con la esencia de la madreselva
que nos acompaña con su caricia.
Y sobre estos pensamientos,
canta la imagen de tus huellas
en el balbuceo de doctrina,
sobre el altar de sensaciones,
que permanece
en una nueva ofrenda
de retorno,
sobre las puertas de tu melodía.
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