Como tenues brujas desmayadas
bajan las sombras a beberse
la pobre risa que tiramos,
y con el último licor de los rincones
se duermen simulando estar en todo.
Ahí nace la tristeza de la calle en cada sitio
y entre pasos sigilosas se reiteran
anónimas pisadas que en silencio
devoran cual oculto transeúnte
los zócalos muertos de la noche.
En la quietud de las oscuras calles
a tientas se comen las horas
de los tristes hombres
con prontitud las huellas,
y en las tenues rinconadas
geométrico el grito en penumbra
por las aceras alarga sus dedos.....
J.M. Ferreira Cunquero
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