Paseo de Las ÚRSULAS

Paseo de Las ÚRSULAS
PASEO DE LAS ÚRSULAS(Salamanca).-Por José Luis Pérez Pablos

lunes, 20 de enero de 2014

VOLVÍ A QUEDAR..Por Fray Diego Tadeo González.

FRAY DIEGO TADEO GONZÁLEZ
(1733-1794)
Volví a quedar dormido,
y sentado me hallé junto a una fuente,
mirando su murmullo muy atento;
y estando divertido
allí llegaste apresuradamente.”
Fray Diego Tadeo González.


LA VOZ DEL PREDICADOR DE TONO ERÓTICO
Las poesías amorosas de Fray Diego están dirigidas a dos mujeres disfrazadas con nombres poéticos Melisa y Mirta, pero que ocultaban evidentemente a dos mujeres reales de Cádiz y Sevilla. Sin embargo, la vida de Fray Diego fue ejemplo de honestidad. “Amó cuanto conoció que era amable –afirma su biógrafo-, porque era bueno, y procuró celebrar con sus versos los dones celestiales que admiró en alguna que otra belleza, pero en unos versos tan puro y casto como su alma”.
Fray Diego Tadeo González nació en Ciudad Rodrigo, provincia de Salamanca, en 1733, y a los dieciocho años tomó el hábito de San Agustín y profesó en San Felipe el Real de Madrid. Estudió en la capital de España y en Salamanca, desempeñó importantes cargos en la Orden agustina, llegando a ser Visitador General de Andalucía, Prior de loa conventos de Salamanca, Pamplona y Madrid, secretario de la provincia de Castilla y Rector del Colegio de Doña María de Aragón. Fray Diego tuvo desde niño la pasión de la poesía, en la cual se formó leyendo, hasta aprenderlos de memoria, los grandes clásicos latinos y españoles, en especial Horacio y Fray Luis de León. Como éste, gustaba retirarse, siempre que le era posible, al huerto de la Flecha, donde gozaba recordando al maestro a quien logró imitar con notable aproximación. Junto con Meléndez Valdés, fue el más importante poeta de la escuela salmantina del XVIII, estimulado por ejemplo de Cadalso y de Jovellanos. Se le conoció también con el nombre poético de Delio. Fray Diego Tadeo González murió en Madrid el 10 de septiembre de 1794.
Fray Diego era un carácter tierno y delicado, a quien amaban, quienes lo trataron, por su llana modestia y bondad. Al sentirse próximo a la muerte mandó destruir todas sus poesías, que guardaba sin ningún orden; pero el padre Fernández de Rojas las reunió y publicó en 1796, dos años después de la muerte de su autor, precedidas de una afectuosa Noticia biográfica, en que pondera tanto al hombre como al poeta. Se publicaron en Madrid con el título de Poesías del M.F. Diego González, del Orden de S. Agustín. Dalas a la luz un amigo suyo.
Junto con Meléndez Valdés, fue el más importante poeta de la escuela salmantina del XVIII
En el deseo de destruir su obra, aparte de su modestia singular, pudo mover a Fray Diego el tono casi exclusivamente erótico de sus versos, rasgo que puede sorprender dada su condición de religioso. El tono erótico llega a notable expresividad en ciertas ocasiones, como en los “sueños” de una de las canciones dedicadas A Melisa, o en la descripción de Lisi en el bello romance titulado A Lisi, malagueña.
El tono erótico, aparte estas dos composiciones, le inspira la égloga Delio y Mirta, las canciones Visiones de Delio, El triunfo de Manzanares, Cádiz transformado y dichas soñadas del pastor Delio, las endechas A Mirta ausente, etc.
En la Historia de Delio, enviada a Jovellanos, describe la pasión por sus dos amadas; la invectiva El murciélago alevoso, que tuvo en su tiempo gran difusión va dirigida contra el que entró una noche en la habitación de Mirta provocando su miedo, mientras estaba ocupada en escribir al propio Delio una canción amorosa. Otras musas femeninas le inspiraron la canción A Vecinta desdeñosa, las anacreónticas En los días de Lisi, A la quemadura de Lisi, A la quemadura del dedo de Lisi, y el mencionado romance A Lisi, malagueña.
Las composiciones a Melisa y Mirta tienen el eco constante de la poesía de Garcilaso, no obstante, el magisterio de Fray Luis de León, sin duda más eficaz que el del toledano, se manifiesta en sus pocas composiciones religiosas. Completó Fray Diego la Exposición del Libro de Job en forma “que no desdice de la primera”, tradujo los himnos Te Deum y Veni, Creator, y el canto Magnificat. Pero lo mejor de la obra de Fray Diego es su poesía amorosa. Y como dijo el poeta: “Como para dar Delio la vida postrimera / salió del lecho Lisi. / ¡Oh musa si la vieras!”.
Las poesías amorosas de Fray Diego están dirigidas a dos mujeres disfrazadas con nombres poéticos Melisa y Mirta
Francisco Arias Solís

No hay comentarios:

Publicar un comentario