SEMÁFORO
EN VERDE PARA UNA MUCHACHA
No
empecemos por mirarnos las espaldas
aunque
la tentación tenga una Nínive ninfómana
y
el peligro de la resaca de la vida más vivida.
La
salida del laberinto a los inmóviles barbechos
está
en la puerta de la memoria de un arcano
que
agoniza como un pez fuera del mar
con
un sarcófago de derrota sin lava ni colinas.
Asido
a la tierra como una identidad de mí mismo
arrasaré
tu sequedad física como el viento arrastra el polen
antes
de que me crucifiquen del todo
sin
dos ladrones al lado y gente decente que me observa.
Sólo
vale el amor cuando abrasa
y
nadie puede suicidarse dos veces
aunque
le pongas añoranza a la última víbora
y
los milanos y las alondras nunca concuerden.
El
agnosticismo tiene justo la edad de tu ausencia
mirado
desde este círculo donde el dolor del olvido.
Para
evitar que tu corazón se deshabite del todo
sumando
cicatrices y multiplicando orfandades sin navajas
no
urbanices jamás tu tristeza
ni
participes en una exposición de cadáveres.
Deja
que te escarbe con la lengua
que te abrase siamesa la furia
haz de ti un ciempiés para las ingles de mis versos
chupa mis ganas con el hambre de una niña africana
y antes de que mi savia y tu médula se corran
irremediablemente se escurrirá el poema
que te abrase siamesa la furia
haz de ti un ciempiés para las ingles de mis versos
chupa mis ganas con el hambre de una niña africana
y antes de que mi savia y tu médula se corran
irremediablemente se escurrirá el poema
como
un pañuelo hecho de pestañas cautivas.
Este
tiene el clamor de las sábanas desiertas
y
aunque Dios creó los alacranes
se
parece mucho al corazón de todas las ansias.
¿Sabes
que un mutilado cuando le cortan un brazo
sigue
teniendo los dedos con hambre reumática?
Eso
es la perspectiva perfecta de lo puro
demasiada
ebriedad para un asesino que no ejerce.
También
las mártires finalizan
justo
cuando se abren las cadenas de las manos
para
que puedan agarrar tornados o ternura:
elige
tu camino y que sea un arranque de ira
más
allá de la fragancia de la mansedumbre.
Porque
duele menos una pedrada
que
la sumisión adúltera de las mujeres infinitas.
Y
después haz con él la ruta del vermut
encendiendo
candelas para utopías veinteañeras.
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