Mi ser no encuentra respuestas a tantas interrogantes,
a tantos abusos, al sinfín del absurdo que es la degradación total de nuestro
sistema de vida, de nuestros recursos, de nuestros derechos y soñado bienestar
concerniente a todos.
Los gobiernos de la seudo-democracia criolla,
se han ido superando unos a otros en cuanto a fracasar, a corromperse, a
insistir en conservar el poder al precio y medida que sea (caiga quien caiga,
esté quien esté y con los colores que aparezcan, en pos de seguir robando, de
seguir atentando contra la dignidad de los más desfavorecidos, esos de siempre;
abandonados y hediondos al ron que les compra los votos, que les margina, que
termina hundiéndoles aún más en la miseria y la ignorancia).
Es muy doloroso observar la desfachatez en
nuestra sociedad, en nuestro sistema de gobierno, en todos los planos sociales
del ser dominicano hoy en día. Las generaciones más jóvenes no tienen fe ni
amor propio, mucho menos por el país; pues el país en su esencia administrativa
le ha fallado, le ha vendido, le ha mostrado un holograma de falsas actitudes,
de falsos avances, de fáciles métodos criminales para alcanzar el éxito, para
brillar, para salir del dolor que les arrastra desde siempre, que les tiene
confinados a un país “inservible” prendido en candela por las cuatro esquina,
sin dolientes ni parientes, sin presente, ni futuro.
Somos un hazmerreir de nación cuyo mayor
orgullo es mostrar playas y exportar peloteros. Playas cada vez más contaminadas,
hediondas, descuidadas, heridas de muerte, pero no tanto como nuestros ríos y
lagunas, los que quedan, los que aún no son asesinados en las montañas donde
nacen, como aspira a que ocurra Falcondo y la Barric Gold, bajo el auspicio de
fuerza de nuestro gobierno y demás interesados.
La constitución dominicana es el relajo más
deprimente de todos. El trozo de papel con el que todos los gobiernos se
limpian el c…! ¿Cómo pedir decencia, ética, moral a gobierno
alguno que en primera instancia llega al poder apoyándose, negociando, tapando
con un dedo la fetidez de toda la corrupción posible, la fetidez de lo impune,
de lo falaz?
Prefiero ser necio con las cosas que en mi
cabeza no caben; que me inquietan, que escapan a mi lógica más elemental
haciendo preguntas prejuiciosamente inconexas, preguntas sueltas, guturales,
pues me da rabia que de la miseria de mi pueblo se saquen tantos miles de
millones dólares para el maldito asunto de la electricidad, el agua potable, el
transporte, la recogida de basura, los hospitales públicos y la pírrica educación
que nos gastamos.
En el país existen cuchomil partidos políticos.
Cuchomil bisagras de malparidos enganchados al “vagón del asalto” que son las boronas
de los tres grandes cánceres nacionales. Yo no comprendo el cómo dichos
partiduchos fueron tan fácilmente reconocidos por la Junta Central Electoral y
el vigoroso y esperanzador Partido Alianza País, tiene que estar llamando a
jornadas nacionales e internacionales de protestas para logra su
reconocimiento?
Hace días que vi el triste espectáculo de
varios jóvenes diciendo barbaridades sobre los padres fundadores de la patria.
Muchachos que por encima de la rabia daban pena, vergüenza, desaliento, pues
ese es el país que más quieren los que desde el poder promueven el asco y la desaparición
de todo lo digno, de todo lo decente, de cualquier reclamo y justicia.
Las gentes de mi país no son capaces de
reflexionar, de verse en el espejo haitiano (espejo que se ha mudado a todo rincón
nacional, trayendo consigo lo bueno y lo malo de su miseria). Las gentes de mi
país prefiere partir antes que tomar partido en favor de sí mismos, de una
mejor sociedad, de un equilibrio justo entre los que más tienen y los que aspiran
a la dignidad del pan diario, la salud, la educación y todo el resto de cosas
que son los derechos humanos.
Jimmy Valdez Osaku
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