Mañana seré viento o
estatua
cuando expire el caos y se
haga la sombra.
Viviré lo que tú me
vivas sin remedio
hasta la tarde violácea
de tu olvido.
Entonces lloverán piedras
sobre mi corazón
ajado por la ceniza
seducida, y no quedará
ni una palabra que hable
de mí
a las madres futuras. Esto
es la nada,
amor mío, y está
esperando
desde los abismos
infinitos de exterminio.
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