Acabo de pensarlo, quizás no es lo correcto, lo
que realmente conviene, pero siento la angustiosa necesidad de un desnudo… Mi
cabeza no anda bien, da vueltas en torno a las aledañas paredes en el fondo
conocido del itinerario (ese oficio en el cual me gano la vida, el espacio
ocupado en esta geografía de instintos y quiebras, erario de las ilusiones; fiasco
de las propuestas, absurdidades a vela, tifón descarnado).
Estoy en casa, ayer también lo estuve, no sé si
recuperándome o sintiéndome peor. Escribo por primera vez en varias semanas (he
estado reciclando, regurgitando, resumiendo andrajos y sarnas en pos de no quedar
oxidado, roto, ininteligible). Miro mis lienzos, todos ellos pendientes de
bautismo; pálidas criaturas de abismos, obligadas a permanecer en la oscuridad
de sus raíces.
El 19th de febrero sufrí un pequeño accidente;
mi cuerpo rebotó del suelo y todo en mí ha sido diferente (mi capacidad de concentración
desapareció, sufro de ligeros y agudos
dolores de cabeza, ando más ansioso, solo pensando en escaparme a cualquier
sitio, a solo un sitio, monte a dentro, con arado y cierta influencia para construcción
de ciertas cosas que sé muy bien son posibles, provechosas, lindas para mí
país; ese que tuve, que me han robado, el cual ya no me pertenece, en el que no
encajo dadas las mil razones de la corrupción y los abandonos bochornosamente
ciertos de los hombres en el poder).
No poseo ninguna
riqueza material, nada poseo más que mis brazos y corazón (pronto cumpliré 40
años de edad y apenas puedo brindar las ganas inmensas de ser útil, de ser
puente, de servir de algo para el bienestar común de los míos y los pueblos hermanos).
Me digo tantas veces, preguntándome con angustia y hasta sorna barata, si es
que soy más tonto que los tontos, más idiota, un ser intolerante que no ha
sabido aprovechar las supuestas virtudes que otros dicen que poseo: -¡Tú estás mal
porque quieres!- -¡Yo hubiese sido tú y en estos momentos fuese rico!- y por más que le doy vueltas al asunto, sigo
sin comprender cómo diablos me hubiese convertido en rico, en tutumpote?
Yo no estoy quejándome
de mi suerte, no quiero repuestas a estas palabras lanzadas al mar en la
barriga de una botella. Yo solo pretendo colgar este retrato, este bollo de
hilachas en la trampa de los demonios, los míos. Me duele no poder hacer nada
más con las ideas que tengo, con las oportunidades que percibo a diario para
tantas gentes con talento. Siento que
estoy dejando lo mejor de mí sin provecho alguno, sin respuesta alguna de
evolución, de crecimiento.
Todo lo anterior quizás
sea solo el escape, la ilusoria explicación del acontezco. Yo jamás me he llevado a los bolsillos un peso
ajeno, jamás lo he pedido, no lo deseo. Solo pienso en las grandes cosas que
con tan poco se pudiesen hacer, puedo yo hacer de tener la oportunidad, el
apoyo.
Pero en fin, esto es
apenas la punta del iceberg, puros fragmentos de una cotidianidad más atroz, lerda,
huésped obligado al mismo bocado, a lo
helado del aire, sus etcéteras…
Jimmy Valdez Osaku
Ridgewood, NY
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