Ante Jesús Despojado
No me prohibiste amarte:
me repartí tu túnica
dejando al aire el hombre ensangrentado.
Tus ojos no buscaron más luz
ni más camino.
Mirabas en silencio
el blando vuelo de mi ingenuidad
cuando supuse
que darlo todo
no era morirme debajo de tu cruz.
Me dejaste seguirte
y a tu desnuda sombra,
contemplar el paso de los pájaros,
besar tu claridad.
Amarte en tu inocencia,
en tus ojos cuajados de nieve,
en la humildad
de tus muñecas rotas,
de tu torso estarcido,
de tus pies abiertos a la orilla del aire,
de tus labios de plomo.
Tu vestidura sola
se deshizo sutil sobre mis hombros
y la absorbió mi piel.
No me prohibiste amarte
—en la tarde de lágrimas—
y conocí este amor que desnuda y apaga
—en el viernes de luto—,
que unge mis cabellos
con la desposesión.
Del poemario Besar tu claridad (antología de poesía mística, 2004-2013), finalista del Premio Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo 2013
No hay come