Fueron las manos
tijeras de la vida , musgo de amaneceres
entre amatistas el oro despreciado
y el viento en su oración.
Mística tarde
sobre la letra pálida de un prado
y la almazara de suavidad eterna.
Conjuro de retama
ritmo de promisión en las esperas
para llegar en clave hasta el misterio.
Recuerdo de mi ensueño
en tálamo y renuncia
para sentir el siempre
en el brocal de tu sabiduría.
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