Si en ruta no comprendes el camino,
ni la bondad del agua consagrada,
debes de proclamar en la mirada
su laude y su verdad sin lo divino.
Si la luz no retoma el pergamino,
y la mies de tu cuerpo está entregada,
ignora al dios de túnica burlada,
que juega con los bucles del destino.
No busques el milagro en la promesa
esperando bondades en el viento,
los halagos no sirven en tu mesa.
La morada es la senda, no el convento,
de nada vale la palabra presa.
Vive con voluntad, sin fingimiento
ni la bondad del agua consagrada,
debes de proclamar en la mirada
su laude y su verdad sin lo divino.
Si la luz no retoma el pergamino,
y la mies de tu cuerpo está entregada,
ignora al dios de túnica burlada,
que juega con los bucles del destino.
No busques el milagro en la promesa
esperando bondades en el viento,
los halagos no sirven en tu mesa.
La morada es la senda, no el convento,
de nada vale la palabra presa.
Vive con voluntad, sin fingimiento
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