Sin copias de inocencia ,no puedo elevar mis deseos sobre las torres que nos contemplan.
Tan solo el río, fiel servidor, acude en sus incunables y los deposita en la aceña para que puedan llegar las bóvedas de sabiduría.
El aire hoy ha roto su partitura y da paso a los gemidos de las almas que permanecen sobre las almenas.
Cualquier viajero anónimo, hablaría de una villa maldita, y de salmos apócrifos
Pero queda el dorado de sus templos y los coros que se ocultan en la bendición de Fray Luis
los que se mantienen como muralla infalible....
La ciudad "... que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado..."
Fue Cervantes en su "Licenciado vidriera" el que dejó la pauta en los siglos, para que la coral pueda ofrecerla ante los intentos de adulterio.
Con gran gusto leo, y dejo un abrazo.
ResponderEliminarRossana