LA RANA
Mira,
¿la ves?
Ahí
está,
enfrente,
La
rana coqueta
de
la buena suerte
o
el sapo inquietante
unido
a la muerte.
¡Venga!,
ahora,
¡Espera!
¡Mira!,
sigue mi mano
¡Allí
en la columna!
Al
lado de la calavera.
Tendrás
suerte,
aprobarás
todo
si
la encuentras.
La
humilde rana
al
lado de reyes,
de
escudos grandiosos,
de
inscripciones épicas.
Ella,
pequeña,
discreta
se
lleva la fama
en
la gran sinfonía
escrita
en la piedra.
Bajo
el sol ardiente
del
largo verano
ante
cientos de ojos
que
la observan;
o
en el crudo invierno
en
la fría soledad
de
la plaza recoleta.
Allí,
para
siempre
quieta
posada
impasible
encima
de
la calavera.
Sí,
sí,
por
allí.
bajo
la mirada inmutable
de
Fray Luis.
Nuestra
rana entrañable
pequeñita,
tierna,
la
que todos buscan
y
algunos encuentran.
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