EL DESAMPARO IMPOSIBLE
A Ava Lavinia in memoriam
Vendrán los
desheredados a libar corazones de tus manos
y volverán al
camino con una sonrisa prendida en la solapa,
porque alegan
como yo tu amor por la guitarras del
agua
y te saben desde
siempre inextinguible ante su pobreza.
Está Caín ante
Dios pidiendo lo del César
y tú, ángel mediador que mira por el hombre,
eres fúlgida
como aquella novia, qué habrá sido de ella,
qué habrá sido
de todos nosotros, los del viaje labrador
de esta vida de
mínimos dolores y sueños que son viento.
Yo quería
escribir un poema insoldable que dijera
lo mucho que me
has vivido y otras cosas
y, qué quieres,
los versos se me escapan como ríos
en pálida
disputa hasta la infinitud de su
sosiego.
Porque no es
noticia el goce de ensoñarte
y la furia de
ser tuyo desde la luz de la certeza,
codiciar hasta
el clamor tu mirada descalza, condesa,
amarte hasta la
muerte y seguir amándote en la nada,
es una forma sin
cautela de dar sentido a todo esto.
Y porque lo tuyo
no fue nunca vivir a ver qué pasa
sino pasar
viviendo sin sospecha a toda ansia
y morirse
soñando my way en la noche londinense,
escribo hoy tu
nombre otra vez como si estuvieras.
Con champán y la
nostalgia de un taranto que se aleja
más allá del mar
donde reposa tu corazón universal
que vuelve a ser
campesino eternamente enamorado
de mi patria que
fue tuya quince años a gloria nuestra.
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