SEXTO SUICIDIO
Tengo el miedo de los galgos
cuando ya no sirven para nada.
Morir por ahorcamiento
no es aconsejable,
aunque acabes con la polla dura
según dicen los forenses.
¿De qué te sirve si ya no puedes
correrte, y aunque pudieras
ni siquiera ibas a sentirlo?
Tendrías la lengua fuera
y los ojos de vinagre,
pero no por animal ardor,
aquí ya no caben más orgasmos.
Una vez muerto,
no sólo se acabó la rabia.
Se acabó lo que se daba,
eso fue todo, mientras ella
buscará sin duda otro galgo
que esté a su altura de llama,
y no solo ahonde en sus sombras
sino que le ilumine las ingles
haciendo alegre la vida,
estallando de amor la tarde.
La historia vuelve al principio,
comienza la música a tocar
de nuevo la misma canción.
Y qué más da si a ella
le gusta bailar siempre
y estrenar danzarines desnudos,
como estrena el prado la hierba.
Tengo que acostumbrarme a morir,
pero no quisiera hacerlo
como un galgo viejo
a quien se le escaparon las liebres.
Dime, Andrea:
¿cómo hago
para no hacer eso?
Tengo el miedo de los galgos
cuando ya no sirven para nada.
Morir por ahorcamiento
no es aconsejable,
aunque acabes con la polla dura
según dicen los forenses.
¿De qué te sirve si ya no puedes
correrte, y aunque pudieras
ni siquiera ibas a sentirlo?
Tendrías la lengua fuera
y los ojos de vinagre,
pero no por animal ardor,
aquí ya no caben más orgasmos.
Una vez muerto,
no sólo se acabó la rabia.
Se acabó lo que se daba,
eso fue todo, mientras ella
buscará sin duda otro galgo
que esté a su altura de llama,
y no solo ahonde en sus sombras
sino que le ilumine las ingles
haciendo alegre la vida,
estallando de amor la tarde.
La historia vuelve al principio,
comienza la música a tocar
de nuevo la misma canción.
Y qué más da si a ella
le gusta bailar siempre
y estrenar danzarines desnudos,
como estrena el prado la hierba.
Tengo que acostumbrarme a morir,
pero no quisiera hacerlo
como un galgo viejo
a quien se le escaparon las liebres.
Dime, Andrea:
¿cómo hago
para no hacer eso?
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