El aire proclama su independencia,
y el mundo gira en su elipse.
Mudo, temeroso,
permanezco al lado del silencio
de tus calles
y sobre los altorrelieve
de tus iglesias
pugno por convertirme en piedra,
ese dorado caminar
que el tiempo no domina,
y seguir en oración de ánimas
hasta la plenitud de laudes
en su infinito poema,
donde mi nombre reposa
siglos ha de mi deseo.
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