Soy en el siempre
un rito de caracola,
un reflejo de devociones,
la palabra del oficiante,
o quizá agua
que busca redención.
En estas notas,
se acuna el pensamiento
para llenar la noche
de mi esencia
y pautar cerca del laberinto
el requiem de alborada
que aún perdura
en las sinfonías de abandono,
cuando la calle en su tristeza
acude a la lluvia para redimir
y el cuerpo se detiene
en la arboleda
con su adiós.
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